Frente al Covid–19: El compliance del desconcierto y la excepción

 

 

 

 

Por Diego Martínez

 

 

El fenómeno del Coronavirus altera el mundo y pone de cabeza la agenda de los gobiernos y nuestras vidas personales, cambia nuestra forma de ver el mundo y resignifica nuestras prioridades.

¿Quién se anima a decir que no tendrá efectos significativos y duraderos en la configuración de nuestra profesión?

¿Cuales serán esos efectos?. Todavía es muy pronto para tener respuestas. No están en los pequeños comentarios (como éste) que proliferan como hongos en los newsletters de compliance. No vimos venir el comienzo ni entrevemos el final. ¿Nos animamos a pronosticar cambios en nuestro campo profesional?

No tengo las respuestas yo, ni conozco a nadie que las tenga. Pero sí soy consciente de que somos varios (cada vez más) los que nos preguntamos por esto y miramos hacia delante con una mezcla de aprensión y esperanza. Tras muchas conversaciones con colegas en estos días, me animo a mencionar apenas algunas cuestiones relevantes en el corto y mediano plazo. Pero cuidado: en pocos días (quizá en pocos minutos) quizá ya sean ideas viejas.

 

  • Data Privacy: en un tema que ya venía cobrando protagonismo en la agenda de compliance, la sensibilidad de los datos relacionados con la salud de los trabajadores refuerza la tendencia. ¿Qué harán las empresas para proteges esa información y qué rol tomarán al respecto los compliance Officers?.
  • Data Protection: Si, como nunca antes, nuestro entorno de trabajo se hace virtual y remoto ¿quién velara por nuestros datos y nuestro intercambio on line? Cuidados que ya debiamos tener se vuelven imprescindibles.
  • Relación con funcionarios públicos: en un escenario donde proliferan las contrataciones de emergencia, sin trámites competitivos, y la interacción colaborativa o negociadora entre funcionarios y empresarios, la preocupación por las zonas grises recrudece. ¿Cómo mantener activo un dialogo necesario sin generar nuevos riesgos en el mediano plazo?. ¿Nuestras políticas de trato con funcionarios, resisten este test?
  • Defensa de la competencia e insumos críticos: en ciertas cadenas de valor de insumos estratégicos (especialmente insumos médicos y bienes esenciales) recrudece el riesgo de un enforcement redoblado. En Estados Unidos el Departamento de Justicia ya avisó, por medio de un comunicado de prensa.
  • Sector público: es evidente la tendencia hacia la simplificación de las contrataciones. La crisis parece requerir una elección "a dedo" e inmediata para atender las prioridades de infraestructura y salud. Transparency International ya advirtió sobre el incremento de los riesgos de corrupción. Ahora bien, la virtual extinción de los principios de concurrencia y competencia no tendría porque conllevar también la desaparición de la publicidad, la transparencia y el control. Mas que nunca, la escasez de recursos y el dramatismo de la hora no dan margen alguno para un uso abusivo o aprovechamiento personal.
  • Behavioural compliance: ¿Qué sacaremos en limpio de este enorme laboratorio a cielo abierto sobre la conducta humana? ¿Qué nos enseñará nuestra reclusión forzada sobre nuestros miedos y nuestras prioridades? ¿Qué aprenderemos todos juntos sobre nuestras responsabilidades por los demás y el impacto colectivo de nuestras decisiones individuales?. Muy pronto para hacerse esta pregunta, lo admito, pero me encantaría saberlo.

 

Entretanto la emergencia exige algo de nosotros -más allá de las responsabilidades generales como ciudadanos y las inconables oportunidades de tener un comportamiento solidario en relación a nuestro prójimo- en clave de compliance. Son tiempos de mantener la serenidad, involucrarnos en la toma de decisiones, asistir en la solución de dilemas y aconsejar el mejor modo de gestionar un conjunto heterogéneo de excepciones y zonas grises pocas veces visto. De la experiencia no saldremos intactos. No habrá margen para ser perfectos (ni asegurar que nuestras compañias lo sean) y algunas veces quizá dudemos seriamente sobre cual es el camino correcto. Eso sí: como nunca, hay muchas decisiones, tomadas de apuro y con sesgos emocional sobre las que podeos influir para hacerlas mejores (no perfectas, claro, a veces sólo menos peores). ¿Estamos listos para el desafío?.