El coronavirus domina la discusión sanitaria, política, económica y ética en todo el mundo. Presenta a los profesionales de Compliance algunos desafíos nuevos y requiere acciones especiales y acentos nuevos para mantener la efectividad en temas eternos. Sin ánimo de presentar un temario completo, aparecen algunos puntos que se destacan por su complejidad o importancia:
- El más complejo y desesperante es el dilema que enfrentan en muchos lados médicos, hospitales, y sus responsables de Ética & Compliance cuando tienen más pacientes graves que camas de terapia intensiva y ventiladores. Se plantea al momento de la admisión (o no) de un paciente, o cuando su situación empeora y requiere tratamiento en terapia intensiva o respiración artificial y todos los ventiladores están ocupados por otros pacientes. Se toman decisiones de vida y muerte. Los criterios que se aplican en estas decisiones varían entre países y hospitales desde la “triage” napoleónica hasta la edad o las expectativas de recupero de la salud del paciente. No existe ninguna guía perfecta ni aceptable para todos por igual. Esta problemática se planteará también en el país. Para que los médicos puedan tomar las decisiones y los pacientes y sus familias puedan aceptarlas, muchos hospitales establecen protocolos. Es recomendable que exista un comité que incluya personal médico, enfermería y de Ética & Compliance para determinar los criterios y su aplicación, y la comunicación en cada caso. Un buen resumen se encuentra acá.
- La crisis económica provocada por el coronavirus recién empezó y nadie sabe cuándo y como va a terminar. La presión de generar negocios para la supervivencia de la empresa y sus puestos de trabajo crece y con ella las tentaciones (y los riesgos) de dejar de lado políticas y procedimientos. Estas presiones son un caldo dónde la racionalización de actos ilegales de toda índole resulta más fácil. Especialmente los riesgos de corrupción aumentan en este tipo de crisis.
En este artículo (acá) se describen las diferentes formas de corrupción que crecieron en tiempos de crisis como la pandemia del ébola y de SARS y que fácilmente se pueden repetir ahora.
Combinado con la generalizada modalidad de home office con menor control social y una supervisión más dificultosa, los riesgos de Compliance crecen. Además se agregan nuevos riesgos por los cambios en los procesos causados por la imposibilidad de cumplir con los procesos tradicionales y la necesidad de hacer las cosas. Hay que detectarlos y mitigarlos.
Para completar la tormenta perfecta, la crisis obliga a las empresas a frenar de golpe y con fuerza todos los costos que pueden. Recortes de costos no planificados y abruptos pueden quebrar procesos y crear espacios de “libre acción” no previstos.
Por más que el área de É&C en esta tormenta de muchos cambios y presiones de toda índole adquiere mayor importancia para mantener la empresa en el camino deseado, no van a escapar a los recortes.
Resulta más importante que nunca que É&C mantenga una alta visibilidad como actor imprescindible en el Gobierno Corporativo de la organización, y trabaje codo a codo con el directorio y las divisiones de negocio. Es una oportunidad para que É&C se reconvierta y se involucre con los negocios de manera más directa y proactiva, destacando su valor para la organización. Estas oportunidades se observan especialmente en los cambios en el perfil de riesgo provocados por la crisis, la evolución y la comunicación del Tone at the Top y la solución de problemas prácticos respetando los valores de la compañía. Una lista de potenciales upsides de la coronavirus crisis para el área de É&C se encuentra acá.
Paralelamente y para limitar los riesgos de los recortes, conviene adelantar eventuales planes de ahorro como digitalización y automatización de procesos y preparar un Plan B para asegurar que las funciones esenciales de É&C puedan seguir operando. Porque, una vez que É&C haya perdido su esencia en los recortes organizacionales va a ser difícil reconstruirla.
- Un tema especialmente delicado es la privacidad de datos y la salud, y la seguridad de los empleados. Algunos empleados probablemente serán testeados positivo por el virus. Qué y cuánto se comunica, con qué grado de detalles es importante para la protección de la salud de los miembros de la organización. Por el otro lado hay que guardar la privacidad del infectado, especialmente una vez curado para evitar su rechazo social. Una estrecha cooperación entre el área de É&C, de RRHH y Comunicaciones, y el establecimiento de un protocolo para esta situación son imprescindibles, para no tener que improvisar una vez llegado el momento. Más consideraciones y sugerencias se encuentran acá.
- La personalidad del Compliance Officer en tiempos de crisis tiene aún mayor importancia. Tiempos de crisis demuestran otra vez que comportamiento adecuado difícilmente se obtenga a través de regulaciones. Lo demuestra este caso en Mannheim, Alemania: Las autoridades habían prohibido todo evento con más de mil participantes. Para no tener que cancelar un concierto, se procuró que hayan entrado en la sala de concierto exactamente 999 antes de cerrar las puertas. Cumplieron con la regulación, pero no con su objetivo.
Hace falta un Compliance Officer con empatía y capacidad de liderazgo, que sabe guiar a la gente para que sigan observando los principios de la compañía también en estos momentos de incertidumbre y miedos. Debe saber mantener el contacto permanente y quizás con mayor frecuencia de lo normal aún en forma virtual tanto con su equipo como con el negocio y el directorio. Algunas sugerencias prácticas se encuentran acá.