Políticas de gifts & hospitality son parte esencial de cualquier Programa de Integridad. A la vez son quizás la parte menos aceptada y una de las más criticadas por los ejecutivos en las empresas. Su razonamiento: comidas, la asistencia a eventos deportivos, regalos para navidad, etc., son parte de la vida social y no influyen en las decisiones de nadie. “….no me dejo influenciar por una comida” es una de las respuestas típicas.
Vale la pena analizar si esto es así y ver los conceptos atrás de las políticas de gifts & hospitality:
Soborno
El problema más claro es que los regalos e invitaciones en el contexto de un proyecto, una licitación, una contratación, o en una situación problemática durante la ejecución de un contrato, pueden ser considerados un soborno, como algo de valor dado para influir en la decisión de otro.
Conflicto de Interés
Otro concepto que motiva las políticas de gifts & hospitality son los conflictos de interés que los regalos e invitaciones causan. Siguiendo un ejemplo de Jeffrey Kaplan a veces pregunto a mis alumnos si creen que las empresas donde trabajan deben restringir la aceptación de regalos de sus empleados. La respuesta normalmente es que no y que no se dejan influir por los regalos que reciben. En cambio, cuando pregunto si mi universidad debería permitir que los alumnos les hagan regalos a sus profesores, la respuesta es: “Por supuesto que no”.
No es nada nuevo ver mejor los conflictos de interés de otros que los propios. Médicos ven la necesidad de regulaciones más estrictas en el sector financiero y los banqueros creen en cambio que el sector salud necesita regulaciones más estrictas. Ninguno de ellos la ve para su propio sector. Nos creemos más honestos que los demás, más racionales y menos influenciables que los demás. Una lástima que no sea cierto. Porque no vemos una gran cantidad de conflictos de interés que experimentamos por ejemplo por medio de las invitaciones y regalos. Normalmente no son casos de corrupción intencional, sino de sesgos a veces inconscientes, dándole vía (más o menos) libre a la ventaja personal por encima de los intereses de la organización.
Reciprocidad
El sentido de reciprocidad es uno de los fundamentos de la civilización. Es la base para el comercio, la división del trabajo, y la convivencia en una sociedad. Gracias al sentido de reciprocidad existen los almuerzos de negocio y los regalos, al menos los empresariales y muchas veces también los elogios o la dedicación de tiempo y cualquier otra cosa que la otra persona aprecia.
La fuerza subyacente es la creación de un sentido de obligación: haber recibido “algo” nos crea una tensión interna que produce incomodidad. Tendemos a querer disminuir esta incomodidad reciprocando el favor o regalo recibido.
En resumidas cuentas: Nadie en nuestra vida profesional o de negocios nos invita o nos hace un regalo porque somos simpáticos. Lo hacen porque quieren despertar nuestro sentido de reciprocidad. Quieren algo de nosotros. Y nosotros hacemos lo mismo invitando o regalando cosas. Es justamente este sentido de reciprocidad, de deberle a alguien algo por haber recibido algo de él, lo que puede provocar un conflicto de interés o incluso ser visto como un soborno.
Con las políticas que regulan gifts & hospitality, las organizaciones eliminan o al menos disminuyen el efecto del sentido de reciprocidad. Es al final una protección para los ejecutivos, una simplificación de las decisiones que deben tomar al dar y recibir regalos, invitaciones, etc., no hace falta que evalúen complejos criterios para decidir si aceptan o no, o si hacen o no un regalo: se aplica la política de la empresa. Además, les facilita rechazar regalos e invitaciones sin quedar mal, culpando las políticas de la organización y no por una decisión personal.
Por estas razones, las organizaciones que tienen un Programa de Compliance, normalmente también tienen políticas de gifts & hospitality. La variedad de contenidos es enorme. Su nivel de especificación depende mucho de la sensibilidad del tema para el sector. Es más importante tener reglas claras en la industria farmacéutica que en la metalmecánica, y tiene mayor importancia en sectores de mucho contacto con funcionarios públicos que en sectores de retail.
Los contenidos y restricciones varían. Algunas (pocas) empresas simplemente prohíben dar y recibir regalos e invitaciones de toda índole, otras diferencian entre destinatarios (seniority de ejecutivos; funcionarios públicos) y/o por el valor de regalo o de invitación, o por región geográfica para respetar usos y costumbres locales. Algunas incluyen a los terceros de su cadena de valor en sus políticas, otras no lo hacen y algunas llevan un registro de lo dado y lo recibido. Para mayor información y ejemplos: aquí
No hay un estándar general que pueda servir de benchmark. Demasiado diferentes son las condiciones y necesidades de los diferentes sectores industriales y usos y costumbres locales alrededor del mundo. Pero sí se observa una creciente sensibilización por el tema y una tendencia a mayores restricciones en las políticas de gifts & hospitality.
Respecto de la más común de las hospitalidades que es reunirse a comer, y ante la ausencia de una política específica, la recomendación es no ir solo y pagar a medias las comidas con terceros. Que lo importante es reunirse y no quien paga, debería ser algo comúnmente aceptado. Si genera ruido del otro lado, puede ser una señal de alarma.