Por Raúl Saccani.
Al examinar los costos de los comportamientos disfuncionales y desviados en el trabajo vemos que estas conductas impactan en el objetivo de la organización, sus empleados y clientes, incluso la cultura de la empresa. Las víctimas del “lado oscuro” experimentan sentimientos de desesperación, aislamiento, vergüenza, depresión y ansiedad. Debido a estos sentimientos, los empleados pueden manifestar síntomas en su trabajo a través de baja autoestima, bajo rendimiento y reducción de la creatividad, además de falta de compromiso.
Otra forma de lidiar con estos sentimientos puede implicar reaccionar con venganza hacia la organización o volviendo estos comportamientos hacia adentro y causando daño personal a través de un mayor uso de drogas o alcohol, comer en exceso o de menos, u otros comportamientos que, al extremo, pueden llevar al suicidio. A medida que los sentimientos negativos asociados con la angustia psicológica junto con los mecanismos de afrontamiento negativos continúan manifestándose, pueden presentarse en forma de síntomas físicos que afectan la salud y el bienestar del empleado. Los síntomas físicos incluyen dolores de cabeza, problemas cardíacos, hipertensión, diabetes y otras dolencias físicas. Además, los empleados también pueden sufrir de trastorno de estrés postraumático mucho tiempo después de haber sido retirados de la situación. Si bien creen que el simple hecho de alejarse resolverá el problema, pueden vivir durante años con las cicatrices emocionales de estos eventos.
Otros empleados que presencian estos comportamientos a menudo tienen dificultades para hacer frente a la situación. Pueden verse arrastrados a un comportamiento descortés, disfuncional o desviado sin siquiera ser conscientes de que el comportamiento es incorrecto. En otros casos, pueden enfrentar el temor a represalias contra ellos mismos.
Comprender el lado oscuro del lugar de trabajo puede ser difícil y confuso. Como empleados, tenemos expectativas de ir a trabajar y tener relaciones respetuosas y cordiales. Sin embargo, tratamos a diario con una variedad de personalidades y dinámicas diferentes. La mayoría de las veces las dinámicas son civilizadas y respetuosas, pero puede haber dinámicas negativas. Cuando ocurren estos comportamientos en el lugar de trabajo, a veces podemos entender la personalidad negativa con la que estamos tratando. Puede ser un evento de una sola vez porque una persona está estresada y arremete con frustración, pero pasa cuando se disculpan y la relación avanza. En otras ocasiones, pueden ser episodios periódicos de mala educación y, en ocasiones, puede ser una avalancha incesante de comportamientos que continúan y duran semanas, meses e incluso años.
Para comprender el lado oscuro del lugar de trabajo, es importante definir en qué consiste este fenómeno. Para empezar, la definición del lado oscuro es amplia. Hay una miríada de comportamientos que abarcan este tipo de conductas. La génesis de este amplio espectro se ubica en el desacople de los objetivos de corto y largo plazo de la organización. Por ejemplo, generar resultados en el corto plazo (por el medio que fuere, legal o ilegal) a sabiendas que implica un impacto negativo significativo en el largo plazo, es el germen de los comportamientos disfuncionales, la violencia y las conductas no éticas que violan los estándares de Compliance de la organización.
Una de las líneas de trabajo futuras del Centro de Gobernabilidad y Transparencia será examinar el lado oscuro de los negocios en el contexto de los comportamientos motivados por un empleado o grupo de empleados que, en última instancia, tienen consecuencias negativas para otro individuo o grupo de individuos dentro de la organización, o para la propia organización. Estos comportamientos negativos típicamente están motivados por la necesidad del individuo o los individuos, sea para satisfacer un interés personal o para cumplir con las metas de la propia organización. Por lo tanto, exploraremos el espectro completo de los comportamientos para comprender la dinámica involucrada y brindar a la comunidad de Compliance un contexto para comprender las diversas conductas que pueden tener que enfrentar en sus organizaciones.
Hablar de ética genera una inmediata desconexión. En la mayoría de los casos se motiva en el sesgo de sobrevalorar nuestro comportamiento ético que, desde el punto de vista personal, será siempre irreprochable. En todo caso será un problema del otro. Entonces escuchar sobre ética y Compliance resulta, por lo menos, aburrido.
Ahora bien, la lucha contra el “lado oscuro” tiene lugar todos los días y el campo de batalla no está afuera, sino más bien dentro de nosotros mismos. La función de Compliance no podría tener un rol más central en esta contienda. Comprender las motivaciones de las empresas e individuos y el funcionamiento de estas conductas será una herramienta fundamental para el Compliance Officer que pretenda generar un impacto en la organización.
Nota del autor: Los puntos de vista y opiniones de Raúl Saccani en este artículo son realizados a título personal y no en representación de la Universidad Austral, el IAE Business School, el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de CABA o Deloitte S-LATAM y afiliadas. En ningún caso podrá ni deberá considerarse la información, análisis y opiniones brindadas en todo o en parte de esta obra como asesoramiento, recomendaciones u opiniones profesionales o legales. El lector que necesite tomar decisiones sobre los temas aquí tratados deberá asesorarse específicamente con profesionales capacitados que evalúen las características, normas legales y conceptos aplicables a su caso específico.