Cómo tomas tus decisiones: ¿Sos un “maximizador” o un “satisfecho”?

 

Una buena descripción del trabajo del área de Compliance es conseguir que los ejecutivos de la organización tomen buenas decisiones en situaciones difíciles.

Por ende, para los Compliance Officers, la comprensión del proceso de la toma de decisiones de las personas es esencial.

También lo necesitan conocer para sus propias decisiones: Toman decisiones con consecuencias importantes para una gran cantidad de afectados, entre ellos la empresa, los empleados y ellos mismos. Más vale que se ocupen de tomar buenas decisiones.

La calidad de sus decisiones depende de muchos factores y está influenciado por su personalidad, su entorno y sus relaciones.

Hay un aspecto en la personalidad de los tomadores de decisiones que permite diferenciar dos formas diferentes de enfrentar un problema a decidir. La gente tiende a inclinarse por una de estas dos categorías: los "maximizadores", que quieren asegurarse de tomar la mejor decisión de todas, y los "satisfechos", que tienden a conformarse con una decisión que sirve para sus propósitos. Adoptan un enfoque de "esto es suficiente". (Una buena descripción del tema está acá)

Cada uno de estos enfoques tiene sus ventajas e inconvenientes, entre los que se incluye el impacto en la felicidad.

Para hacerlo corto: Los “maximizadores” suelen tomar mejores decisiones. Buscan más información relevante, piensan más sobre las consecuencias y tienen muy clara la argumentación que los lleva a la decisión. Pero no siempre llegan. Y si llegan, suelen cuestionarse inmediatamente, dudando si no hay otra decisión aún mejor y postergando (otra vez) la implementación de la decisión. Así, el proceso de toma de decisión se alarga, resultar poco productivo se puede convertir en la persecución de un objetivo imposible de alcanzar y: La búsqueda de “la” mejor que, para peor, por nuestras limitaciones cognitivas probablemente no reconocemos.

No sorprende entonces que hay muchos estudios que indican que los maximizadores tienden a ser excesivamente perfeccionistas, infelices, se arrepienten de sus decisiones y se auto culpan.

Lo contrario a maximizadores son los satisfechos: Se contentan con pocas alternativas, no buscan información por mucho tiempo y tampoco consultan a muchas fuentes. Parten de la base que nadie es perfecto, y siguen su intuición. Son rápidos una vez reconocida una alternativa que es “suficiente” para alcanzar su objetivo.

Es como cuando uno va a comprar un frasco de mermelada. La elección es más rápida y fácil en el almacén eligiendo entre 5 diferentes, que en un supermercado teniendo que elegir entre decenas de diferentes sabores y marcas. Volvemos a casa en poco tiempo y con el objetivo cumplido; pero quizás no con la mejor mermelada del mundo.

"Por regla general, a los maximizadores les va mejor, pero se sienten “peor", dice Barry Schwartz, profesor emérito de psicología en el Swarthmore College de Pensilvania, que ha investigado y escrito mucho sobre maximizadores y “satisfechos”, y sigue diciendo que "Los maximizadores consiguen mejores trabajos, por ejemplo, pero están menos satisfechos con lo que consiguen. Así que la pregunta que hay que hacerse es si lo más importante para ti es el resultado objetivo o el resultado subjetivo".

¿Qué hacer entonces? Lo mejor sería diferenciar y ser maximizador en decisiones importantes y satisfecho en decisiones más rutinarias. Por suerte rara vez somos maximizadores o satisfechos “puros” y solo tendemos hacia uno de estos dos tipos de tomadores de decisiones. Como (casi) siempre el mejor camino está en algún lugar en el medio entre los dos extremos, no hacerse la cosa demasiado fácil y tampoco convertirse en un perfeccionista.

La cuestión es como reconocer si uno está satisfaciendo demasiado o maximizando demasiado. Consultar a otro, siempre es una buena opción para averiguarlo y corregir.

El proceso de la toma de decisiones y de sus trampas psicológicas (como la descrita arriba) debe formar parte de los entrenamientos.

El resto de la compañía lo va a agradecer.