¿Cómo medir la cultura de la compañía?

Las compañías que fomentan una cultura de integridad se ven menos expuestas a las conductas inadecuadas de sus empleados. Además, tienden a tener mejores resultados económicos que sus competidores con un programa de compliance a la ”check the box”(Ver acá).

La cultura es un aspecto a tener más en cuenta de lo que es común en las empresas hoy en día. Cada vez más voces en la academia y práctica concluyen que el enfoque tradicional de los programas de compliance a través del monitoreo e incentivos negativos (es decir, sanciones) para lograr una organización ética no funciona o al menos no alcanza porque no toma en consideración lo que sabemos sobre el comportamiento humano: básicamente que nos creemos más éticos de lo que somos y somos muy influenciables por nuestro entorno social. Para hacer peor las cosas, la tradicional amenaza con sanciones tiene la desagradable consecuencia de llevarnos a pensar en términos de análisis de costo vs beneficio cuando tomamos decisiones y así se pueden incrementar con gran facilidad la toma de decisiones y comportamiento no adecuados (Anne Tenbrunsel en link arriba).

Hablar de cultura, de integridad y de ética está muy bien. Pero mucho mejor en el mundo empresarial sería aplicar un lenguaje más concreto y parámetros de medición. Así estos temas ganan accesibilidad para los ejecutivos y con eso probablemente más atención.

Entonces, qué es una cultura de integridad? “Cultura”entendida en forma general son los valores compartidos, o “cómo hacemos las cosas en esta organización”. Una cultura de integridad entonces es: “cómo hacemos las cosas en relación a la ética, como ejecutamos el comportamento ético en esta organización (Ver acá).Una cultura ética o de integridad apoya a sus integrantes a tomar buenas decisiones en situaciones difíciles. Lo hace a través de estructuras, programas y procesos formales (el programa de integridad con sus elementos, los recursos a su disposición, sistemas de incentivos, etc.) e informalmente, a través del comportamiento de sus lideres, sus rituales, las historias que se cuentan sobre la organización, los “heroes” de la organización, el lenguaje que se usa, etc.

Para fomentar una cultura ética hay que saber cuál es la situación “cultural” de la compañía y poder monitorear su evolución. La pregunta fundamental es entonces, cómo se puede medir la situación o el estado de la cultura ética de una organización. Y esto parece ser un problema mayor.

Una investigación de Ethical Systems propone un sistema de medición para la comprensión de las normas de comportamiento en una organización (Ver acá).  Identificaron cinco dimensiones de cultura que se pueden medir y gestionar activamente:

  1. Contrato social
  2. Comportamiento de los lideres
  3. Ética organizacional
  4. Sensibilidad (perceptividad?) individual
  5. Respuesta de empleados a comportamiento inadecuado observado.

Estas cinco dimensiones contribuyen a los resultados en temas de Comportamiento Ético, Toma de Decisiones Éticas y Compromiso de los empleados.

Cada una de estas cinco dimensiones es influenciada positivamente por la confianza organizacional, el liderazgo ético, la orientación benévola, la empatía , la eficacia y el “speaking up”, y negativamente influenciada por la injusticia organizacional, los abusos del management, la orientación egoista, la falta de sensibilidad y el miedo a la retaliación. Todas estas influencias pueden ser medidas en encuestas por su grado de intensidad. Dan así un cuadro más claro, monitoreable y comparable tanto con otras organizaciones como a través del tiempo de los motores que mueven la integridad de la organización que la conversación sobre la ética organizacional sin mayores especificaciones y detalles.

Se testearon las cinco dimensiones y las influencias negativas y positivas en encuestas y se encontró que la presencia de las nombradas influencias negativas obstaculizan la creación de una cultura ética genuina, mientras que la presencia de las nombradas influencias positivas demuestran una robusta orientación ética. Cuando una organización demuestra un alto puntaje en las influencias negativas deben corregirse estos aspectos antes de empezar en la construcción de otros aspectos de la cultura: son los fundamentos sobre los cuales se construye cualquier aspecto cultural positivo. Cuanto mayor sea el puntaje en las influencias positivas, tanto más fuerte el foco ético. En otras palabras: éstas son las áreas en los que hay que poner recursos y esfuerzos.