¿Son empresas que cotizan en bolsa menos éticas?

SOURCE CREDIT - "British Film Institute"

Las empresas privadas que no cotizan en bolsa, son supuestamente más éticas que las que si cotizan en bolsa. Al menos existen investigaciones que así lo sugieren (Ver acá) . De ser así, tiene gran importancia para el diseño de Programas de Ética & Compliance en general: Hay algo que aprender de esas empresas privadas. Como la gran mayoría de sociedades privadas, algunas son organizaciones familiares. Algunas razones de esta elevada cultura ética se podrían encontrar en las particularidades de empresas familiares(*).  Las Empresas Familiares se caracterizan por el activo rol de sus dueños en la conducción o supervisión que deriva en intereses más allá de los inmediatamente financieros y en una visión de la empresa como una riqueza socio-emocional y con objetivos multi-generacionales. Estos aspectos se expresan en una formación y un “enforcement” informal de valores éticos en los miembros de la familia, el desarrollo moral y el comportamiento ético de los empleados y ejecutivos de la organización así como consideraciones éticas hacia stakeholders externos. De lo anterior, se desprende el famoso dicho de Werner V. Siemens, uno de los fundadores de Siemens en el siglo 19: “No voy a vender el futuro por una ganancia rápida”.

A pesar de todas las regulaciones a las que las empresas que cotizan en bolsa están sujetas, parece que algunas diferencias con las empresas privadas que no cotizan, son decisivas para el comportamiento de su management. Veamos las dos más nombradas: Una es, que la separación entre propiedad y gestión en las empresas que cotizan estriba en que el CEO no se guía (solo) por el interés de los propietarios (los accionistas). Mientras los dueños quieren maximizar el valor de la empresa, (su propiedad), el CEO y el management piensan en la maximización de su interés particular. Otra, es que los mercados de capital no valoran la integridad. Es decir, los accionistas (mayormente institucionales) valoran resultados a corto plazo sin interesarse cómo la compañía los alcanza.

Más allá de las dificultades de definir qué es una empresa “ética” o más difícil aun qué sería una empresa más (o menos) ética que otra, puede ser que algunas empresas privadas tienen varias enseñanzas para las demás. La visión a largo plazo y el entendimiento de la organización cómo valor en sí y no sólo como la prolongación de la billetera de sus dueños actuales son importantes “enablers” para la integridad de su actuar. La más práctica y no muy novedosa es que el Directorio debe estar fuertemente involucrado en el diseño y la supervisión del programa de Ética & Compliance. Es el órgano más lejos de la operación y en mejores condiciones de resistir tentaciones de corto plazo. Mucho se ha escrito al respecto y sobre la importancia del famoso “Tone at the Top”. Desafortunadamente, hay otro aprendizaje adicional: No se puede mirar a la ética en los negocios cómo un tema solo del management: alcanza de igual manera a los dueños (y a los clientes). Si dueños y clientes no tienen los incentivos adecuados para fortalecer ética en los negocios, el Compliance Officer y la Alta Dirección de la organización pedalean en el vacío. Especialmente los inversores institucionales pueden tender a actuar en sentido contrario, buscando la ganancia a corto plazo sin importar el cómo conseguirlo. El CEO, quien le propone a su Directorio con representantes de este tipo de accionistas una visión a largo plazo, basado entre otros pilares en una fuerte ética en los negocios, se podrá ver rápidamente fuera de la organización si su política compromete en algún grado las ganancias inmediatas. En este sentido, las empresas familiares pareciera que lo tienen más fácil. Y, de paso sea dicho, las empresas estatales también.

(*) Ver para un exhaustivo relevamiento de la literatura: Pedro Vazquez, Family Business Ethics: At the Crossroads of Business Ethics and Family Business, Journal of Business Ethics, DOI 10.1007/s10551-016-3171-1