El Compliance Officer frente a la crisis de la edad media

 

Por Raúl Saccani

Hace unos años una conocida se encontró viviendo un cliché. Tenía la carrera de sus sueños, se había graduado, había transitado el arduo ascenso en la pirámide organizacional, el estrés de encontrar un lugar y crecer. Tenía pareja, hijos. Hacía lo que amaba y, sin embargo, la perspectiva de hacer más, semana tras semana, año tras año, empezó a parecerle opresiva. Terminaría el proyecto en el que estaba trabajando y vendría otro. Y otros más.

Su carrera se proyectaba como un túnel: estaba teniendo una crisis de la mediana edad. Rápidamente descubrió que no estaba sola. Cuando compartió su difícil situación con amigos, ellos respondieron con bromas pero también con historias similares de agotamiento y arrepentimiento en medio de lo que parecía ser un éxito.

Una gran cantidad de investigaciones recientes confirman que la mediana edad es, en promedio, el momento más difícil de la vida. En 2008, los economistas David Blanchflower y Andrew Oswald descubrieron que la satisfacción con la vida toma la forma de una U que se curva suavemente, que comienza en la juventud, toca fondo a mediados de los 40 y luego se recupera a medida que envejecemos. El patrón es consistente en todo el mundo y afecta tanto a hombres como mujeres. Persiste aun cuando se corrigen otras variables, como con el divorcio. Elliot Jaques, el psicoanalista que en 1965 acuñó la frase “crisis de la mediana edad”, no refería a pacientes de ese rango etáreo que vivían aventuras extramatrimoniales sino a cambios dramáticos en las vidas creativas de artistas, desde Miguel Ángel hasta Gauguin, que se sentían insatisfechos con su trabajo anterior.

Considerando que la enorme mayoría de los y las Oficiales de Cumplimiento se encuentran entre los 40 y 50 años, cabe preguntarse si el trabajo de Compliance es el desencadenante de la crisis de la mediana edad (o su solución). Si buscamos las razones de la "crisis de mitad de carrera" se encuentran múltiples factores: el estrechamiento de las opciones, la inevitabilidad del arrepentimiento (¿para qué me habré metido en esto?) y la tiranía de los ciclos (entrenamientos, auditorías, etc.) que se completan y reemplazan sucesivamente.

Entender los efectos de esta crisis puede ayudar al Oficial de Cumplimiento a comprender si se trata de una señal de que necesita cambiar lo que está haciendo o modificar la forma en que lo hace. El cambio no siempre es factible, existen estrategias que pueden ayudarle a prosperar incluso si se queda donde está.

Durante los últimos 15 o 20 años, quienes hoy se desempeñan en la función de Cumplimiento han transitado una carrera ascendente, algunos desde el derecho, otros desde las ciencias económicas, quizás con el común denominador de una personalidad que les impide aceptar lo que no pueden cambiar, con buenas dosis de obstinación en algunos casos. Entonces abrazan la bandera del Compliance y se embarcan con rumbo al cambio cultural, que definitivamente derive en la integridad como forma de hacer negocios. Las decisiones pasadas imponen límites. Incluso si subestimamos cuánto podemos hacer todavía, no podemos evitar el hecho de que cada elección da como resultado la exclusión de alternativas. A menudo es a mitad de la carrera cuando reconocemos las vidas que nunca viviremos y el dolor de perdernos algo. Darse cuenta de que nunca haremos muchas de las cosas que hubiéramos querido hacer se encuentra en la esencia misma de la crisis de la mediana edad.

Compliance, ciertamente, es una actividad que vale la pena. El arrepentimiento demuestra que valorás muchas actividades. Aún lo experimentarías si te dedicaras a las Finanzas en lugar de Compliance, aunque el enfoque sería diferente. La sensación de pérdida es la consecuencia inevitable de algo bueno: la capacidad de encontrar valor en muchos ámbitos de la vida. Todo muy bien, podría decirse, excepto que hay otro tipo de arrepentimiento: el que se experimenta cuando las cosas no van bien. ¿Qué pasa con los errores y los fracasos? Desde el punto de vista de Compliance como desencadenante de la crisis, podría decirse que el o la Oficial de Cumplimiento se encontraría reflexionando con pesar sobre lo que podría haber sido de su carrera si hubiera tomado otras decisiones.

Sin embargo, es muy difícil para Oficial de Cumplimiento diligente encontrar su trabajo decepcionantemente monótono. Lo que la perseguía a nuestra conocida, entonces, no era tanto preguntarse cómo cambiar de rumbo ahora, sino cómo “encontrarle la vuelta”. Frente al hecho nebuloso de que el o la Oficial de Cumplimiento podría haber tenido una carrera más exitosa, puede colocar las pruebas concretas de que su carrera actual es buena, a través del apego a las personas: las interacciones y los logros que no habría experimentado de haber seguido un rumbo distinto en la carrera. Cuando piensa que debería haber seguido en Legales o en Finanzas y empieza a lamentar su elección, está ignorando la profunda huella que deja su trabajo y las innumerables formas en que agrega valor lo que está haciendo, conteniendo a un denunciante, transmitiendo valores a través de las capacitaciones, o con el simple hecho de una fructífera conversación con un colega en relación con temas de ética. Son los detalles que cuentan contra de la gran caricatura de las vidas no vividas.

Ahora bien, otro de los desencadenantes de las crisis es la sensación de inutilidad en el presente. Si bien el aporte parece valioso, puede haber algo vacío en la secuencia de proyectos que se avecinan. ¿Cómo puede parecer vacío hacer lo que vale la pena? Una primera explicación gira en torno a la noción de valor de mejora: el valor de resolver un problema o responder a una necesidad, incluso cuando ésta es una que preferiría no afrontar, como sucede frecuentemente en Compliance. Mucho de este trabajo es así. El Oficial de Cumplimiento debe mediar en conflictos entre colegas, lidiar con fallas inesperadas en los procedimientos, asegurarse de cumplir con las regulaciones, una especie de mujer maravilla o superheroe. Ahora si lo mejor que pueden hacer es corregir errores, cumplir objetivos o evitar que las cosas salgan mal, no pueden tener una visión de lo que es positivamente bueno.

¿Por qué debería el Oficial de Cumplimiento molestarse en trabajar tan duro? Una de las razones de una crisis a mitad de carrera es que pasa demasiado tiempo apagando incendios y evitando males peores, en lugar de perseguir proyectos con valor existencial, del tipo que hace que el esfuerzo valga la pena. La solución es hacer tiempo para actividades placenteras en la oficina o en casa, por ejemplo, iniciando un proyecto pospuesto durante años o reviviendo un pasatiempo favorito.

El Oficial de Cumplimiento podrá ajustar su orientación para volverse menos impulsado por los proyectos de corto plazo, venciendo la sensación de vacío en el presente, sin cambiar lo que hace o la eficiencia con que lo hace. Eso pone a las personas, a los colaboradores, en el centro de la escena. Serán esas interacciones con los colaboradores las que le darán sentido a la misión del Compliance Officer. Es probable que el malestar a mitad de su carrera no sea una señal para cambiar de rumbo, sino más bien de cambiar cómo se piensa y se siente. Es posible que no esté satisfecho profesionalmente porque su trabajo no se ajusta del todo bien a sus talentos, porque sus intereses han cambiado o porque las perspectivas de promoción son malas. Sin embargo, el propósito superior de la misión del Compliance Officer, el apego a los colaboradores como contrapeso y las actividades con valor existencial le permitirán encontrar satisfacción en el proceso, no sólo con el producto obtenido.


Nota del autor: en este artículo se han seguido los consejos de Kieran Setiya, profesor en el Departamento de Lingüística y Filosofía del MIT y autor de Midlife: A Philosophical Guide, Princeton University Press, 2017. Los puntos de vista y opiniones de Raúl Saccani en este artículo son realizados a título personal y no en representación de la Universidad Austral, el IAE Business School, el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de CABA o Deloitte S-LATAM y afiliadas. En ningún caso podrá ni deberá considerarse la información, análisis y opiniones brindadas en todo o en parte de esta obra como asesoramiento, recomendaciones u opiniones profesionales o legales. El lector que necesite tomar decisiones sobre los temas aquí tratados deberá asesorarse específicamente con profesionales capacitados que evalúen las características, normas legales y conceptos aplicables a su caso específico.