Compliance, el jardín de infantes y entrenamiento

 

Todo empezó hace ya unas décadas con el reconocimiento que el homo economicus, el ser humano racional no existe. A partir de este punto de partida, toma de decisiones, economía, ética, gobierno corporativo (ver p.ej. acá, y también compliance (ver Langevoort aquí empezaron a ser reexaminados a través del lente de “behavioral”. En muchas áreas se están proponiendo cambios de enfoques y la modificación de herramientas basadas en ideas de las behavioral sciences.

En Compliance parece que la reexaminación recién ahora gana mayor velocidad.

Los reguladores requieren de las organizaciones Programas de É&C que se basan en la observación de las normas y en principios éticos. No definen la palabra Ética y menos cómo se llega a ella en la corporación.

Las compañías tienen que encontrar el camino más adecuado solas. El estándar hoy para fomentar el comportamiento ético, los Programas de Ética & Compliance (É&C) utilizan un enfoque de premios y castigos. Es el mismo principio de los códigos penales y todavía viene de la idea fundamental que somos seres racionales. El concepto ve el comportamiento humano como función de un análisis costo / beneficio, que supone que premios aumentan el cumplimiento y castigos reducen los incumplimientos.

Este enfoque trajo resultados que en el mejor de los casos son mixtos.

Desde el ángulo de la gestión de riesgos puede funcionar al revés de lo pensado: Si una persona percibe el beneficio de un incumplimiento como alto, la ecuación costo/beneficio puede funcionar como un incentivo para el incumplimiento, si el riesgo de ser descubierto está percibido como bajo. Esta situación es muy común: Los infractores creen ser más listos que la policiía, la auditoría y el Compliance Officer.

Las ciencias conductuales (behavioral sciences) descubrieron algo similar sobre la ineficacia de los castigos. La investigación más conocida en este tema (y confirmada muchas veces con otros experimentos) es la del jardín de infantes y la desesperación de su personal, porque los padres buscaban a sus hijos tarde con la consecuencia que el personal tenía que quedarse más tiempo para no dejar a los chicos solos. La solución indicada según el enfoque tradicional de premios y castigos era clara: Pusieron una multa a los padres que llegaban tarde para buscar a sus chicos.  El resultado no era el esperado. La cantidad de padres que llegaban tarde no disminuyó sino aumentó.

La norma social de no llegar tarde para no hacer esperar a los chicos ni al personal del jardín de infantes se convirtió en una decisión meramente transaccional. Era ahora solo un tema financiero, un pecio a pagar por la comodidad de llegar tarde.

Y si en Ética & Compliance pasa algo similar que en el jardín de infantes?

Comportamiento ético no se puede ordenar, tampoco en un Programa de Compliance. El uso de tácticas coercitivas para la imposición de Compliance a menudo es contraproductivo y lleva a las personas a actuar menos éticamente.

Si se intenta motivar a una persona a actuar éticamente con premios y castigos, le causa la sensación de actuar por obligación impuesta desde afuera y actuará bien, solo mientras se sienta observada y el incentivo/castigo está presente. Requiere en el campo de É&C entonces un permanente control y la efectiva presencia de incentivos/castigos, para mantener la presión sobre el individuo. Requiere todo un sistema caro que debe funcionar sin lagunas para mantener su efectividad. Se ve en la práctica que las dificultades para la implementación y el mantenimiento de un sistema así, presenta muchas dificultades.

El camino es otro: Hay que fomentar la motivación autónoma de las personas a través de apoyo y empoderamiento. Behavioral Ethics y Behavioral Compliance tienen una lista larga de sugerencias para mejorar aspectos de los Programas de Compliance en este sentido. Empieza con tratar a los empleados como aliados del Gobierno Corporativo y no como riesgos. Son dos enfoques diferentes que se manifiestan, por ejemplo, en el diseño de los entrenamientos. Si, como pasa a menudo,  los participantes son tratados como potenciales infractores de normas de la organización y el entrenamiento se focaliza en lo que está prohibido, los resultados son marcadamente peores que si se trata a los participantes como aliados para cuidar los valores de la compañía. De esta forma se les dan a los participantes herramientas para intervenir en casos de comportamiento problemático. (con más literatura e investigaciones resumidos en este comentario aquí).

Es conveniente revisar además del entrenamiento el lenguaje y el diseño visual del Programa de Compliance, desde el ángulo de Behavioral Ethics & Compliance y modificar los elementos que expresan control y falta de confianza para enfatizar los elementos que apoyan a las personas en su búsqueda de autonomía.

Behavioral Ethis & Compliance provee un marco simple y atractivo para revisar el Programa de E&C y mejorar su efectividad.