Aprender normas y conceptos es difícil y muchas veces aburrido. Lo aprendido se olvida con facilidad y gran rapidez. Aprendemos y recordamos mucho mejor a través de historias. Las historias nos conectan con nuestras emociones y recuerdos de la infancia. De chicos nos contaron historias para entretenernos, donde al escucharlas fue un placer en sí, recuerdo que crea una conexión mucho más profunda que la exposición a información. “La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará cómo la hiciste sentir” (Maya Angelou).
Storytelling es el arte de contar historias que conectan a la audiencia emocionalmente a través de una historia que llega a la razón y al corazón. Hace de lo complejo algo simple. Es una poderosa herramienta para todo proceso de aprendizaje, especialmente si el objetivo es un cambio en el comportamiento. A través del storytelling se avanza más allá de la mera transmisión de información: las historias pueden inspirar, mover profundamente las emociones de una persona, hacerla reflexionar y cambiar su manera de pensar sobre un tema. Por eso se utiliza mucho en marketing. Algunos ejemplos acá. Muchas empresas incorporaron el método de storytelling en sus diversos programas de capacitación y también a los entrenamientos de compliance. Es un paso importante considerando la baja efectividad de los formatos de entrenamiento tradicionales que se concentraron en la mera transmisión de información: la lectura y explicación de normas y políticas, odiados por todos.
Pero, ¿cómo se hace? Toda organización tiene sus historias. Se pueden seleccionar y preparar para su uso en sesiones de entrenamiento. Para eso es importante que se pongan en un contexto comprendido por todos y que se relaten en forma personalizada. Deben ser cortas y auténticas. Se pueden pedir con anticipación o en la misma sesión historias a uno o varios participantes. Puede ser algo arriesgado pero resulta muy potente por la espontaneidad y autenticidad de lo contado. A la exposición de la historia le sigue un feed back y la discusión sobre la historia, sacando finalmente conclusiones. Hay un sinnúmero de guías para hacerlo funcionar bien.
La misma potencia del storytelling presenta también un caveat importante: cómo toda herramienta, es solo una herramienta. Los resultados dependen de los inputs. Cómo su efectividad la hace atractiva también para la manipulación (como p.ej. reforzar la “historia oficial” o justificar la corrupción), conviene prestarle atención para que no se mal utilice .