Compliance en la Cadena de Valor, una herramienta también para el Estado

 

Compliance en la cadena de valor es un tema muy discutido tanto en el ámbito privado como en el público. El “compliance”de una organización depende del comportamiento de sus miembros y el de sus proveedores,  es decir, de su cadena de valor.

La corrupción requiere la participación de al menos un funcionario público y un tercero, normalmente un proveedor. Para combatirla con mayor efectividad, el Estado no solo debe reforzar los esfuerzos internos sino dedicar esfuerzos también a la otra parte de todo acto de corrupción: a los terceros, sus proveedores, es decir, su cadena de valor.

Los reguladores internacionales les piden a las empresas, ya hace tiempo que se ocupen de los programas de compliance de su cadena de valor. Antes alcanzaba con que les exigían una promesa de no cometer actos de corrupción; ahora exigen más: que aseguren y monitoreen los programas de compliance de sus proveedores importantes y de los proveedores de ellos.

Concretamente, tanto el Estado como las instituciones que financian sus proyectos pueden  requerir a los proveedores directos lo siguiente:

  1. Adhesión al código y las políticas de anticorrupción internas o a las políticas expresamente redactadas para los proveedores.
  2. Entrenamiento de los ejecutivos de los proveedores en anticorrupción.
  3. Implementación de un Programa de Compliance/Integridad por parte de los proveedores que cumple con ciertos estándares.
  4. Derecho de auditorías (y su ejecución).
  5. Derecho de terminación del contrato en caso de incumplimientos con este requerimiento.
  6. Obligación del “flow down”de estas obligaciones a los siguientes niveles de proveedores.
  7. Incentivar acciones colectivas entre proveedores.

La reciente Ley de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas ya requiere de las empresas, para poder participar en determinadas licitaciones, la implementación de un Programa de Integridad que cumpla con estándares mínimos. Es un buen comienzo que se puede ampliar en cuatro aspectos:

  1. Ampliar el requirimiento de la implementación de un programa de integridad a más proveedores.
  2. Incrementar los requerimientos con los cuales los programas de integridad deben cumplir.
  3. Monitoreos y auditorias del estado de implementación del programa de integridad.
  4. Obligación a un “flow down”de las obligaciones del programa de integridad al o a los siguientes niveles en la cadena de valor (los proveedores de los proveedores).

Considerando la gran cantidad de proveedores y la profundidad de la cadena de valor, se trata de un tema complejo y con ciertas complicaciones prácticas; pero al final es un proceso que recién empieza y que seguirá el camino del control de calidad de los proveedores. Al principio se realizaba el control de calidad del producto terminado al llegar a la fábrica, hoy se lo realiza cooperando con los proveedores mejorando y monitoreando sus procesos de diseño, fabricación y logística en toda la cadena de valor. También el control de funcionamiento de un Programa de Integridad se convierte en un proceso monitoreado y en casos extremos compartido.